Proyecto Neptuno: una mirada desde la academia
Montevideo debe buscar una fuente de abastecimiento de agua complementaria, pero atendiendo la situación del río Santa Lucía. Entrevista con Guillermo Goyenola, Dr. en Ciencias Biológicas.
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Guillermo Goyenola, Doctor en Ciencias Biológicas e investigador de la Universidad de la República, dijo que la zona sur del país se encuentra en “un elevado nivel de vulnerabilidad en cuanto al suministro de agua potable” y que el respaldo existente para la zona “abarca menos de un día de consumo”.
“Tiramos los desechos en el mismo lugar donde tomamos agua”, advirtió el científico. La planta de Aguas Corrientes que abastece a la zona metropolitana toma agua del río Santa Lucia, “que tiene plantas industriales que procesan productos cárnicos y lecheros, ciudades que vuelcan sus desechos”. “Florida, Lavalleja, Canelones, San José vierten agua donde nosotros la extraemos para tomar. El problema está en todo el territorio. Las consecuencias son la pérdida de biodiversidad y de calidad de agua”.
Dijo que el país ha eliminado “los mecanismos que amortiguaban los impactos y ahora sufrimos las consecuencias”. Para remediarlo hay dos caminos “cambiar la fuente” de agua, o “tratar de mejorarla. Nosotros ponemos énfasis en lo segundo, lo otro no es sustentable”.
En ese sentido, dijo que la idea de tomar agua del Río de la Plata, tal como propone el proyecto Neptuno, “es buena si se hace bien”. Opinó que “el salto al Río de la Plata tiene que ser complementario” y que si se deja de extraer agua del río Santa Lucía “no va a haber suficiente presión a los actores” para que mejoren la calidad de ese río. A largo plazo, “nos va a sumir en un futuro donde no vamos a poder tener agua dulce”, aumentará la degradación de la diversidad y habrá menos explotación de recursos”.
Goyenola también advirtió que el Río de la Plata no tiene problemas de cantidad pero sí los tiene de calidad. Recordó que “en 2019 las cianobacterias afectaron toda la costa hasta Rocha, a lugares que era impensado”. La sobrefertilización acuática es el problema de base, por lo que cuando los días sean adecuados para la floración de cianobacterias “eso va a afectar” la toma de agua.
Sobre los problemas de salinidad del Río, objeción que han interpuesto actores contrarios al proyecto Neptuno, dijo que “varía con el tiempo y que a veces cuando llueve poco la lengua salina puede llegar al Oeste. No hay estudios de cuantos días al año esto sucede”, por lo que no se puede decir con certeza cuantas veces la plata de Arazatí tendría problemas para funcionar.
“Lo peor que podría suceder es que llegara esa lista que recomiendan”, opinó en relación a la introducción de peces exóticas para reducir la floración de algas, recomendación que hizo la consultora israelí Mekorot que fue contratada por OSE. “No debería ser aplicado bajo ningún tipo de excusa o argumento, porque las consecuencias serían muy graves. En todas partes del mundo “la llegada de estas especies ha magnificado las problemáticas ya existentes. Si tenés nutrientes y le agregas un jugador biológico que los aumenta, aumenta el problema”.
Dijo que es necesario internalizar los costos de la crisis del agua; una crisis que es resultado del modelo productivo: “el mercado no lo hace, el que tiene que asumir el costo es el estado. En todo el mundo pasa así”.
El 45% del agua se pierde antes de que llegue a las personas, advirtió en base al informe de la consultora contratada por OSE. “Eso estaría asociado a la antigüedad de las cañerías” y su recambio “tiene un costo multimillonario en dólares”, por lo que un objetivo sería llevarlas a 25%. La solución es obra pública”, dijo.